sábado, 23 de abril de 2016

23 de Abril

Ángel lalinde, cervantes, quijote, Alonso Quijano, libros, caballería, 23 de abril,
Ilustración de Ángel Lalinde para la adaptación
escolar del Quijote. Editorial Edelvives, 1990.
Me encantan los libros antiguos, usados, descartados; grandes -o no tanto- obras de literatura olvidadas durante años en estantes o cajas y revendidas un día a precio de saldo.

Me pirro por ir a un mercadillo, a una librería de viejo (un sebo, como lo llaman aquí en Brasil), procurar rarezas en Internet.Y una vez descubierto algún tesoro, sentir su aroma acre de papel mohoso, el tacto áspero que se contagia a mis manos, dejarme sorprender por alguna glosa, dedicatoria o autógrafo que guarde, como un confesionario, los secretos de aquellos que antes que yo se asomaron a sus páginas. Cosas que nunca llegarán a entender el Kindle, la tableta, el smartphone o la smartTV, por muy 'smart' y prácticos que sean.

Hoy, Día del Libro, homenaje a Cervantes y Shakespeare, dos de los mayores genios de la literatura universal, vaya mi homemaje también a uno de los legados más valiosos que nuestros padres hayan podido dejarnos: el amor a la lectura.

(Escrito un día como hoy de algún año pasado en cierta otra red social).

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