miércoles, 25 de mayo de 2016

In Spanish, por favor

Qué rápido pasa el tiempo. Van a cumplirse ya dos años de la muerte de Ariano Suassuna, un escritor y dramaturgo brasileño del que puede que muchos de vosotros no hayáis oído hablar, por lo que os lo voy a presentar antes de entrar en materia. Ariano fue un ferviente defensor de la cultura popular, un tipo de su tierra con un fino humor y un rápido y afilado ingenio al que, tal vez por ser tan
Un clásico de Ariano que en mi
caso se sustituye por un 'chachi'.
castizo, que diríamos nosotros, posiblemente no se le haya reconocido fuera de sus fronteras todo lo que se merecía.

Podría enumerar aquí algunas de sus obras más famosas o sus méritos en la creación del movimiento armorial de recuperación y difusión de los trazos de la cultura popular del nordeste brasileño, pero entiendo que os iba a dar un poco lo mismo si de todas formas no lo conocéis. Y si de verdad os interesa y os ha picado la curiosidad, seguro que ya estáis buscando más información. Quería hablar más de su labia que de su pluma, porque todo el mundo que ha tenido el placer de disfrutar de una de sus charlas (y no son pocos, porque el hombre se prodigaba donde se requiriese su presencia) destaca lo mismo: ese hombre era un genio cargado de humor y mala leche a partes iguales. Aunque si de verdad le querías ver sacar la rabia (siempre inteligentemente contenida), no tenías más que mentarle la pérdida de terreno de su lengua materna frente a las modas e imposiciones linguísticas de fuera.

La RAE contra el mundo.
Y toda esta introducción, aunque no lo creáis, viene a cuento de la brillante campaña que se ha sacado de la manga, junto con la Academia de Publicidad, la Real Academia Española de la Lengua, nuestra más heróica institución, defensora a brazo partido del verdadero tesoro nacional. Bueno, a cuento de eso y que de aquí a un rato voy a mantener una enriquecedora charla con algunos alumnos de español en la escuela de idiomas de la que soy padre y marido de alumnas, además de colaborador y, buscando un tema que fuese de interés de la concurrencia (la cosa versa sobre bibliofilia y blogs, ya ves tú qué casualidad) y que pudiese enlazar fácilmente con ellos, las cosas vinieron rodadas: RAE y Suassuna. Y es que, con el trasfondo de la proliferación de anglicismos en la publicidad, la semana pasada convocaron en la sede académica una interesantísima jornada para debatir sobre este fenómeno, y cuyas conclusiones os invito a conocer un poco más de cerca aquí.

Me muevo en un mundo, el de la comunicación, la promoción, la 'venta' de productos y servicios, donde cada vez más se está imponiendo un tipo de vocabulario técnico nuevo, donde los 'ings' y los 'ess' están ocupando cada vez más espacio. Sin ir más lejos, hace un rato estaba escribiendo sobre workshops, youtubers y cookies y no puedo evitar un escalofrío de rechazo de vez en cuando. Y lo peor es que, en este sector está siendo cada vez peor visto quien no dice brainstorming para referirse a lo que ya en su día tradujimos convenientemente como tormenta de ideas; no eres nadie si no buscas un upgrade en vez de una mejorada en la oferta, y no te digo nada del que va a presentar un informe en vez de un briefing, a ése se lo comen crudo con patatas. Hemos cedido el prestigio de nuestra lengua a cambio de parecer más sofisticados. Dando la vuelta al neologismo recién llegado, estamos desenpoderando (o discapacitando, vamos) al español. Y para mostrarnos lo ridículo de nuestro comportamiento muchas veces, idearon la siguiente campaña:


Igual que los moros revolucionaron el mundo de la agricultura medieval y por eso el nombre de muchos aperos y elementos relacionados con el almacenado de agua se ha quedado en su versión arabizada, o los romanos, que llevaron el arte del Derecho a su punto más alto y aún hoy en día no hay proceso o sentencia en la que no caigan uno o dos latinajos como poco, el inglés es la lengua por excelencia del márqueting. Ellos han sido, principalmente desde el otro lado del charco, los que han impuesto sus términos, sus armas, en esta versión 2.0 de imperialismo, igual que antiguamente no había en toda Europa quien oyese las palabras tercio, arcabucero o pica, y no se hiciese una ideia de la que se avecinaba por ahí.

Pero igual que una irreductible aldea de galos, nuestros académicos se resisten a que todo cambie. No niegan la evolución social y económica del lenguaje, pero defienden a capa y espada las viejas palabras con raiz latina, griega, fenicia, moruna, judia que echaron raices en Iberia y aún hoy se mantienen en condiciones de soportar la definición de una novedosa forma de vender o comunicar, que para eso es lo suyo. Así que por favor, te propongo marcarte un target facilito para esta semana: deja de customizar la lengua en sus diversas aplicaciones transmedia más trendy y engájate con tus raíces. Si se puede, mejor in spanish, por favor.
¡Y que nadie me cambie mi chachi por muy pasado que esté!

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