Durante todo el año pasado, de repente todas las librerías del mundo se llenaban de caros ejemplares descoloridos de reproducciones de mandalas, guirnaldas, cenefas, laboriosas composiciones animales o vegetales y otros dibujos de trazo complicado y relleno a gusto del consumidor. Mientras, los fabricantes de pinturillas y lápices de colores se frotaban las manos con el relanzamiento de su negocio fuera de la época septembrina. Los más apañados, en vez de comprar uno de esos libros que, si conseguían acabarlo (no conozco a nadie que lo haya conseguido) se iban a quedar con las ganas de colgar por lo menos la mitad de los dibujos en la pared, se buscaban las mandalas de turno en Internet o en fotocopias de otros, como siempre han hecho mis amigos yoguis. Porque sí, eso de pintar mandalas es ya algo más bien viejuno.
De la otra situación no me he dado cuenta hasta ahora. Marina está en pleno vicio por picotar con la tijera todo papel que se ponga a su alcance. ¿Sabes esas revistas que además de los clásicos pinta y colorea vienen con juegos de los siete errores, laberintos, unir los puntos y que acabas cargándote cuando una página es de cortar y su reverso era precisamente el mejor dibujo del álbum? Bueno, pues la niña ha decidido que todo Minion, hasta el que dibujó tan bien, merece ser recortado para la posteridad y, quien sabe si no llega a ser un futuro puzle.
De la otra situación no me he dado cuenta hasta ahora. Marina está en pleno vicio por picotar con la tijera todo papel que se ponga a su alcance. ¿Sabes esas revistas que además de los clásicos pinta y colorea vienen con juegos de los siete errores, laberintos, unir los puntos y que acabas cargándote cuando una página es de cortar y su reverso era precisamente el mejor dibujo del álbum? Bueno, pues la niña ha decidido que todo Minion, hasta el que dibujó tan bien, merece ser recortado para la posteridad y, quien sabe si no llega a ser un futuro puzle.
Bueno, pues es más o menos eso mismo, pero con más páginas, trasfondo intelectual-psicoanalítico y un valor bien por encima que el de esas revistas infantiles, lo que proponen autores como Keri Smith con sus varios Destroza este Diario y similares, o Adam J. Kurtz con su Esto no es (solo) un diario -título en español que, como se ve aquí abajo, no tiene nada que ver con su versión en otros idiomas, incluido el original-: Hacer que ese libro no tenga un segundo uso.
Vamos, lo mismo que debió inspirar a los fabricantes de libros escolares.
Y por ahí va la civilización, devolviéndonos viejos usos y costumbres para combatir el estrés y la ansiedad que provoca el envejecimiento. Lo próximo me pregunto si no será disponibilizar en las farmacias de todo el mundo de chupetes para adultos y cosas así.
3 comentarios:
Agradeço ao meu querido genro, esse artigo, onde relata cenas do meu cotidiano com minha neta amada Marina. Quanto aos livros de colorir para adultos, os considero como instrumetos de exercícios cerebrais especialmente dirigidos para desestressar as pessoas e manter suas mentes ocupadas, o que no meu caso, com 73 anos é muito importante. E o uso de tecnologia de ultima geração por crianças é mais um sinal dos tempos e da globalização. Mesmo assim, a cada dia as pessoas tentam voltar aos hábitos simples, quando o simples fato de colorir um desenho encantava e prendia a nossa atenção . Concluo dizendo que o meio termo nesse caso, como em muitos outros é a solução. Temos que navegar na internete, deixando o ludico tomar nossa alma de criança, enquanto colorimos nossos desenhos. E finalmente, espero concluir o meu.
Lhe dou o maior apoio. Qualquer forma de manter a mente e o espíritu intelectualmente ocupados é sempre bem-vinda. Mas uma coisa é que eu gosto mais dessa sua atividade: o exemplo que dá para Marina, que vê como a gente pode obter lazer e entretenimento além da telinha de tablets, TV e celulares. Força no lápis e avante no projeto!
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