lunes, 11 de enero de 2016

Libros más valiosos que los originales

Extraído de mis hemerotecas, reportaje distribuido por la Agencia Ical en octubre de 2005 y publicado, entre otros, por el Diario Palentino. Reforcé el contenido con enlaces a algunos de los documentos referidos, hoy conservados lejos de 'su casa'. 

Las monjitas del monasterio de San Andrés de Arroyo (Palencia), admirando la reproducción del códice de Beato en 1999. (Foto: César Manso)
Las monjitas del monasterio de San Andrés de Arroyo (Palencia), admirando
la reproducción del códice de Beato en 1999. (Foto: César Manso)
Castilla y León ha sido generadora de un patrimonio artístico de incalculable valor fruto de su época de mayor esplendor. Parte de este patrimonio se encuentra en los libros. Unas obras de las que hoy en día apenas quedan muestras en el territorio regional, siendo los más valiosos los primeros en desaparecer. 

Esto es lo que ocurrió con obras maestras como los códices de Beato de Liébana, que durante siglos fueron guardados como tesoros en los conventos para los que fueron copiados. San Pedro de Cardeña y Silos en Burgos y San Andrés de Arroyo en Palencia fueron custodios de estas obras maestras del Medievo, cuyos originales fueron mutilados y desperdigaron por todo el planeta a causa de la codicia, la necesidad y la falta de conocimiento.

Fueron redactados concienzudamente para preservar un mensaje y profusamente decorados para hacerlos más inteligibles y para demostrar el poder de quien los encargaba. Gracias a ellos, parte de la tradición y de la cultura del pasado ha llegado hasta nuestros días. 

Hoy en día sus folios descansan en museos e instituciones de Francia, Estados Unidos o Rusia únicamente visibles al estudio y la contemplación de expertos de más alto nivel. Esta exclusividad fue uno de los motivos que llevó hace quince años a un editor gallego afincado en Barcelona a acercar estas “pinacotecas encuadernadas” al público menos especializado.

Manuel Moleiro se especializó en la minuciosa réplica de estas obras a las que, debido a su trabajo casi artesano y perfección, denomina con toda justicia ‘casi originales’. Gracias a él, hoy en día el llamado ‘Beato de Arroyo’ descansa casi íntegro de nuevo entre los muros del convento palentino.


‘Beato de Arroyo’

El códice del Beato de Liébana que fue realizado en San Pedro de Cardeña para el monasterio de monjas cistercienses de San Andrés de Arroyo, pasa por ser el único de su categoría con más de una tradición pictórica en sus 69 miniaturas, iluminadas con oro y plata, así como lapislázuli, lo que indica el deseo de reproducir un manuscrito rico, posiblemente de donación regia hacia el siglo XIII. Está considerado como el más europeo de todos los Beatos.

La historia dice que fue con la desamortización de Mendizábal cuando el manuscrito abandonó el monasterio por tan solo 18 maravedíes, para no volver hasta el abril de 1999, cuando el propio Moleiro hizo entrega de sendos ‘casi originales’ a la abadesa del convento. La mayor parte del original se conserva en la Bibliothèque Nationale de Francia.

También Silos y el propio monasterio de San Pedro de Cardeña poseyeron dos de estos ‘Beatos’. El primero se conserva hoy en la BritishLibrary de Londres y se trata de la representación más suntuosa y solemne de los códices de los siglos de mayor esplendor. Sus 106 miniaturas enriquecidas con oro, obra de Munio y Petrus (dos de los mejores exponentes de este arte) se completan con unos folios procedentes de un atifonario también silense, entre los cuales se cuenta una visión del infierno, única para el arte románico. 

El ‘Beato de Cardeña’ fue entregado en 1871 al Museo Arqueológico Nacional de Madrid incompleto. Hoy en día, el casi original ha logrado reunir los folios que se custodian en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y en la Biblioteca Francisco de Zabálburu y Basabe.

Esta es la principal cualidad de la labor realizada por este editor. En declaraciones a Ical, Moleiro aseguró que gracias a los ‘casi originales’, estas obras se han recuperado para su estudio tanto en instituciones y universidades de Castilla y León como en las de todo el mundo, con lo que están al alcance no sólo de los más prestigiosos investigadores. En este sentido, las réplicas superan en valor a los originales.

‘Biblia de San Luis’

La obra maestra del miniaturismo medieval descansa en la Catedral de Toledo. Se trata de la ‘Biblia de San Luis’, un regalo ordenado hacer por la reina palentina Blanca de Castilla para instruir a su hijo, Luis IX de Francia, hacia 1230, para pasar años después a manos de Alfonso X ‘el Sabio’. La réplica y compilación de sus tres volúmenes (más las páginas guardadas en la Pierpont Morgan Library de Nueva York) es, como asegura el propio Moleiro, “la consagración tanto de los ‘casi originales’ como de los originales”.

La realización de los ‘casi originales’, de los que se editan tan solo 987, tiene un doble valor tanto por la réplica (al mínimo detalle, comparando página a página el resultado con el original) como por la posibilidad de poseer “un tesoro imposible”, explica Moleiro, y añade que “hoy en día resulta muy difícil poder admirar de algunos de estos libros algo más que no sean una página derecha y una izquierda en una vitrina”.

En la actualidad (año 2005), alrededor de 31 tesoros de papel y pergamino ‘casi originales’ han servido para recuperar parte de aquel arte del que el antiguo Reino de Castilla fue uno de los principales exponentes.

5 comentarios:

fatima dijo...

Breve, conciso y muy cierto. Enhorabuena

Anónimo dijo...

Fantástico! Quien tuviera uno,eh?

elestantecombado dijo...

Quién tuviera, Fernando, quién tuviera...

fatima dijo...

Yo tengo uno

elestantecombado dijo...

Precisamente, Fátima. Ese mismo fue el que me inspiró.