"Maldita sea su estampa, en este país no pasa nada
sin que ande por medio ese puñetero inglés".

Resumiendo: Un inglés experto en arte español obsesionado con la vida y obra de Velázquez, gris personaje en viaje de trabajo, acaba inmiscuyéndose a lo tonto en una enrevesada trama donde no faltan personajes históricos. Sin comerlo ni beberlo (bueno, esto un poco más), en menos de una semana se va de copas, putas o interrogatorios con la mitad de los actores principales del período pre-guerracivilista, huye de intrigantes generales, enamora y desvirtúa a aristócratas señoritas, le cargan un fardo de pañales y los servicios secretos de medio mundo andan tras él casi antes de cambiar de tren en Venta de Baños en su periplo entre las orillas del Canal de la Mancha y las callejas de la Villa y Corte. Lo pones a cámara rápida y parece un sketch de Benny Hill con cierto tinte trágico.
Habrá quien se queje porque "aquí viene otra de la Guerra Civil"... Bueno, casi. No llegamos a declarar la guerra abierta (lo dicho, le faltaron 24 horas al inglés), pero a pesar de lo inverosímil de algunos giros Eduardo Mendoza hila una entretenida trama donde fácilmente transporta al lector al Madrid de los años 30, con sus luces y sus sombras, sus dejes, sus vicios y sus virtudes. Retrata a los personajes reales con minuciosa credibilidad, colocándolos en situaciones dramáticas a las que, por su conocimiento a través de los libros de historia, estamos poco acostumbrados.
Lectura recomendada y recomendable. Para meterse en situación sin mayores alardes. Hay que recordar que es historia ficcionada, no historia.