jueves, 5 de abril de 2018

El tatuaje

Es un secreto a voces que estoy con ganas de hacerme otro tatuaje. En la actualidad tengo tres: un par de pingüinos que me hice en Buenos Aires hace once años, un trisquel en Melilla en 2009 y una bandera compuesta hispanobrasileña cuando Marina aún gateaba, en Recife.Y os preguntaréis que a vosotros qué. Que si éste no es lugar para confesiones como ésta. Pues el caso es que sí. El motivo lo tengo y tiene mucho que ver con este blog. En realidad tengo dos ideas: una más factible y otra un poco más quimérica pero que si llegase, sería la madre del Cordero. Y sí, Iván, si estás leyendo esto, que sepas que el dibujo va a ser tuyo como ya te dije un día. Pero esperemos a tener presupuesto, un plan definido y pellejo donde colocarlo.
Una idea...

Vamos por la segunda. Una auténtica macarrada: La idea es hacer un dibujo de esos súper realistas, un pedazo enorme de piel arrancado con los bordes de la herida hechos jirones, y en la parte descubierta de la yaga abierta apareciendo los lomos de una biblioteca completa.

Así, tal cual: Se levanta -rasga- el telón y aparecen estantes llenos de El Conde de Montecristo, La Odisea, El Señor de los Anillos, Los Miserables, Crimen y Castigo, El Príncipe Destronado, Cuando yunque, yunque/Cuando martillo, martillo, San Manuel Bueno, mártir, 1984, Luces de Bohemia, Los Episodios Nacionales, El Quijote, El Nombre de la Rosa, 100 años de Soledad, Tom Sawyer, Jeromín, Las Memorias Póstumas de Brás Cubas, Vida y Destino, La Ciudad de la Alegría, El Libro de la Selva, Rimas y Leyendas, La Sombra del Águila, La Historia Interminable, Vientos del Pueblo, El Lazarillo de Tormes, Estación Carandirú, Las Crónicas de Hielo y Fuego... Por citar los que se me han venido a la cabeza en estos ùltimos 10 minutos.

Y por venir a la cabeza, ¿cuál sería el local indicado para acometer tal empresa? Pues sí, en el más macarra y adecuado de los casos, pensé que el tatuaje arrancase por debajo de la oreja izquierda, por ejemplo, y fuese subiendo por detrás, ocupando luego toda la nuca casi de sien a sien. Pero bueno, que tal vez aún no esté preparado para esa mutación visual tan radical, por lo que se me ocurren otras opciones. Me encanta devorar libros y, hoy por hoy, el pedazo de pellejo más despejado y extenso que tengo para usarlo a modo de lienzo es la panza. Pero como no me gusta la simetría, tal vez mejor arrancar por el costado, seguir por la espalda y el pecho por la banda izquerda.

En fin. Ahí queda esa idea. De la otra tal vez hable otro día aunque no tenga mucho que ver con la bibliofilia y sí con la arqueología. ¿Cómo lo véis? ¿Sugerencias?
A eso le llamo yo tener una cabeza bien amueblada...