martes, 29 de diciembre de 2020

El tumor

*Masa de células transformadascon crecimiento y multiplicación anormales.

Cierto día apareció el individuo -no veo dos-, la célula primigenia, ajena en un entorno, un organismo, lleno de otros que como ella aparecieron y se expandieron. Crecieron en número y experiencia e hicieron crecer con ellos ese entorno. Pero este individuo concreto se comportaba de forma muy distinta. Al ver la riqueza que le rodeaba decidió asentarse, crecer, reproducirse y disfrutar los recursos a su alrededor, hasta ahí como los demás, pero sin pensar en el mañana. Los otros tampoco es que lo pensaran mucho pero mantenían un equilibrio inconsciente, secular. Pero equilibrio a fin de cuentas.

Y así, como una mancha negra se fue extendiendo, el invasor, sustituyendo con sus voraces unidades las de los otros seres que le rodeaban y que ahora sólo eran meros instrumentos para su expansión. Si se daba cuenta o no de su labor suicidamente destructiva nadie lo sabría decir a ciencia cierta, pero ahí estaba, sabiendo que el espacio cada vez era menor, consciente de que debía saltar a un espacio nuevo porque su reciente colonización estaba a punto de agotarse. Reseca. Muerta.

Pensaba que no tendría depredadores -aparte de sí mismo-, pero sí. A veces fuerzas externas llegaron para acabar con SU plaga. Fuerzas por momentos tan agresivas o más que este ente y todos los suyos juntos. Fuerzas miopes que no reparaban en cómo, al acabar con un mal, también devastaban todo alrededor de éste. Indiscriminadamente. Mientras, el invasor, si se daba maña, podía saltar al entorno vecino para seguir su labor lejos de la depredación ajena. Concentrado en la suya propia.

Y así fue acabando con todo. Con toda la vida. Incluida la suya propia. Llegó a un punto en el que este individuo eran tantos como él, tan improductivos y destructivos, que todo lo demás era yermo. Y esa mancha oscura que les representaba dejó de pulsar. Dejó de crecer porque ya no tenía hacia donde ir. Porque había acabado con todo. Aquel continente. Aquel organismo hecho de otros organismos menores y miembro a su vez de más organismos superiores, murió. Se consumió con todo lo que llevaba dentro, incluido el que provocó su final. 

Inspirado en Asier Aparicio y Félix Rodríguez de la Fuente. 

domingo, 18 de octubre de 2020

Sarmiento. Vino, vida y misterio para disfrutar una tarde de otoño

Después de meses de espera, 'Sarmiento' ya
se puede encontrar en las librerías. Como en la
palentina Librería Iglesias.

Tal vez quedaría más apropiado comenzar diciendo que mientras degusto algún conocido rótulo de la Ribera del Duero, afronto el teclado esta madrugada para hablar de un buen libro, para animaros a paladear estas páginas que son como un trago de tinto joven, audaz, con aromas del norte... Pero no. Tengo una taza donde humea un café recalentado con miel, porque si no, me da sueño y no avanzo más, que ya refresca y hay más cosas que hacer. 


Así que allá voy, con las páginas aún calientes (algo menos que el café) y las ideas borboteando en la cabeza. 

Si dijera que Sarmiento tiene un poco de Falcon Crest a lo mejor me acaban acusando de aguafiestas. Otros lo anglificarán con un manido 'spoiler', pero es que es así: una historia con título enológico puede acabar desembocando en estos asuntos. Y hasta ahí puedo contar. ¿será que he hablado de más?

Bueno, vamos a entrar en materia. Si tuviese un poco más de labia seguiría hablando del primer golpe de sabor en boca, misterioso, impredecible, para luego asentarse en el paladar, dejar matices de roble francés y chopo burgalés (sí, sí, los puristas pueden mirarme mal), con aromas de galerna rizando las cumbres alavesas. ¿Qué más? Al final se descubre como un libro audaz, ni mucho menos predecible aunque se desarrolla satisfactoriamente sin sobresaltos. Va fluyendo hacia un desenlace... bueno, eso os lo dejo a vosotros.

¿Para qué un postureo con un vino
si siempre hay café a mano.

Es la historia de un escritor vallisoletano -salve al maestro Delibes- de novela negra y vida decadente. Hasta ahí podríamos decir que uno más. Pero, en medio de una vida realista -"troppo vero", que diría su incómoda Santidad- en escenarios casi conocidos, tiene un poso de saboreador de vinos y tapas que engancha. Tanto que hacía meses que no me cepillaba un libro, ni corto ni largo, en dos sentadas-. Esa vida tiene que dar un giro y lo hace cuando una serie de misteriosos mensajes empiezan a llegarle con frases de sus primeras novelas. ¿La historia de un autor implicado en la que sería su propia trama? Puede ser. Habrá que llegar al final de la copa para descubrir que el vino satisface sin subírsele a uno a la cabeza. 

Ahí, ahí, haciendo sombra a Pérez Reverte... 

Del autor (uno de ellos) ya hemos hablado por aquí mismo. Un día nos tiene que contar cómo es eso de escribir en tándem. Ahí lo dejamos. ¿Qué os parece? Y otras preguntas, qué duda cabe. Lo cierto es que del segundo libro al tercero se sigue viendo esa evolución. De lo bueno a lo mejor. Y no es por hacer la pelota a un amigo (en este caso a dos), porque otras veces hemos escrito no por compromiso, pero casi, y si hay que decir las cosas como son, se dicen y punto. Como lo de que la editorial se deje algunas correcciones en el aire. Pero de ese pecado, hoy en día, ni los de Planeta se libran. En fin, seguimos con la cruzada.

Sólo una cosa más: Si te gusta leer, comer, beber y amar (y no, nada de best sellers amirricanos), aquí tienes una opción más que válida. 

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martes, 23 de junio de 2020

Viajes en el tiempo 'Meidin Espein'

...o cómo sobrevivir a un país que, literalmente,

se caga en sus muertos


Si existiese, sería la cartera más deficiente de todo el entramado ejecutivo de este país. ¡Y mira que el listón está alto! O bajo, no sé ya. Me refiero a la del Ministerio del Tiempo, no a cualquier otra. ¿Y por qué? Pues porque un Ministerio del Tiempo con un correcto funcionamiento no hubiese permitido que pervirtiésemos como lo hemos hecho a lo largo de generaciones enteras la historia de este país. Con un Ministerio del Tiempo medianamente operativo hoy no sería vilipendiado -una vez más- el legado que España aportó para la fundación de un imperio como el estadounidense. El Ministerio del Tiempo en el mundo real hubiese puesto en su sitio a los propagandistas extranjeros que crearon la famosa Leyenda Negra y, principalmente, habría evitado que los primeros en creérsela fuesen los propios españoles.


En fin. Si hubiese existido un Ministerio del Tiempo no habríamos tenido el Ministerio del Tiempo. ¿O sí? -T3-C13- y nos habríamos perdido una de las ficciones más sorprendentes que ha parido esta santa tierra desde hace años. Porque, seamos sinceros, si en lo creativo España ha brillado durante siglos precisamente gracias al esfuerzo individual de cada autor, cuando la cosa ha requerido concitar esfuerzos -también financieros- en equipo, el proyecto o muere o emigra. ¡Y mira que en España se ha creado! Pero eso la gente no lo sabe. O no lo ha querido saber, porque mal que bien, al menos hasta los últimos estertores de la EGB se enseñaba algo de Historia


Pero es más fácil quedarnos con la versión propagandística negativa. ¡Si hasta en el libro de Historia se hablaba de la Armada Invencible, cuando lo correcto sería referirse a la Grande y Felicísima Armada! Luego te llegan dos paletos americanos que se están haciendo de oro enseñando como mercadean en un canal antiguamente dedicado a la Historia y dicen que para qué quería España tanto dinero -manoseando un doblón rescatado de algún pecio del Caribe- si no hizo más que perder guerras toda su vida... y el presunto canal dedicado a la Historia lo emite sin pestañear. Y el público patrio asiente condescendiente, meditando y lamentando una vez más cómo los gringos tienen que venir a sacarnos los colores.

parece falso pawn stars GIF

Y ahí aparece una serie que, con aquel presupuesto con el que cualquier realizador americano ni se molestaría en levantarse para abrir la puerta después de invitarte a salir de su despacho, un grupo de locos españoles capitaneados por una pareja de hermanos visionarios, se pone a revitalizar nuestra maltrecha Historia a base de guiones de buen cómic y efectos especiales indulgenciables -patada consciente al diccionario-. Porque puede sonar victimista decir que a la Historia de España se pasan el día dándole palos. Que suena a alumno al que todos los profes le tienen manía. Pero es que hasta eso puede pasar de vez en cuando. Es que es así. A los documentos nos podemos remitir, que a burócratas y amontonadores de informes, actas y comisiones no hay quien nos gane. Id si no a Simancas, Salamanca, Sevilla -¿ciudades con S de archivoSSS?-, o a la propia parroquia de vuestro pueblo, y ya veréis todos los legajos que se guardan desde que alguien empezó a escribir cosas.

Simancas: un castillo para proteger nuestra memoria. 
Que tenga que venir una serie de la tele a descubrirnos quiénes eran y por qué lo eran Clara Campoamor, El Empecinado (bueno, a éste en Valladolid al menos le tienen un poco más calado), Luis Buñuel o ¡Ambrosio de Spínola! Por no hablar de otros pioneros como Emilio Herrera y Enrique Gaspar. El primero, por ejemplo, que debería ser famoso por inventar la escafandra espacial, y el segundo por los viajes espaciotemporales. ¡Pero nada!

Anacronópete Vs Time machine

Pues a los dos les ha hecho justicia la serie recientemente. ¡Y me alegro! Reconozco que del primero había oído hablar, algo menos levemente cuando el año pasado se cumplió el cincuentenario del primer viaje a la luna. Al segundo, en cambio, le acabo de quitar gracias al MdT ese tupido velo del olvido y el desconocimiento absoluto. ¡Nada menos que al que le pasó 10 años por delante a H.G. Wells a la hora de hablar de los viajes en el tiempo por primera vez en la historia de la literatura de ficción!

Cuando confieso que uno de los actores favoritos de mi infancia es Rod Taylor se debe precisamente a la adaptación cinematográfica del libro de Wells. Y todo por escenas como la del paso del tiempo en el maniquí de la acera de enfrente o, principalmente, el terror que me causó ver los libros deshaciéndose entre las manos del protagonista en aquel bucólico futuro de felices analfabetos y cavernosos rabadanes.



El Ministerio del Tiempo 4: El verdadero origen del AnacronópeteBueno, pues que sepáis que antes de aquella especie de trineo con una sombrilla china giratoria accionada con la palanca mágica, ya estaba la nave de hierro forjado y cristal (mucho más espaciosa y vistosa, dónde va a parar) del profesor don Sindulfo. Y que los villanos de la serie estuvieron más cucos que los agentes de Salvador Martí para hacerse con ella. Y que el facsímil del libro está a la venta gracias a la editorial de los herederos del propio Enrique Gaspar. Y que merece mucho la pena conocer tanto la historia, como al autor y su herencia editorial. Así que ahí os lo dejo dicho.

Y al Ministerio del Tiempo, "qué buen vasallo si tuviese buen señor".

https://www.rtve.es/alacarta/videos/el-ministerio-del-tiempo/ministerio-del-tiempo-temporada-2-capitulo-9-tiempo-leyenda/5534951/

PD. ¿Y lo del subtítulo? Pues eso. Que cómo no vamos a tener la Historia como la tenemos en un país en el que, según el momento y la entonación, nos ciscamos en nuestros propios progenitores, en los del vecino y en los de San Pedro bendito si hace falta para expresar tan dispares sentimientos como rabia, alegría, odio o frustración. Demasiado poco nos pasa.

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