jueves, 22 de diciembre de 2022

V... de guerra


Estaba pensando en cómo presentar a un personaje de un libro, un veterano de alguna guerra en algún lugar de África.
Bueno, es que en los últimos 20 años... 40, 100, 500 años, ¿quién en toda África no ha sido veterano de alguna guerra?

O víctima. O verdugo. Vencedor o vencido...

Vendedor.

Vendido.

Y llego a la conclusión de que la guerra bien puede acabar escribiéndose empezando por la letra V; la quinta letra del abecedario empezado por el final. ¿Sabrían esto los romanos?

¿V de "os hemos vencido" o de "os jodéis, putos boches"?
Me planteo en la oscuridad de la noche las connotaciones de una letra que hasta hoy asociaba a un número importante -¿importante por qué? ¿Porque está en el medio, porque es la frontera entre suspender y aprobar, porque tiene su propia representación literal en la enumeración latina?-. Una letra que significaba victoria representada con dos dedos hacia arriba -aunque orientados hacia uno mismo también son una ofensa dedicada al anglosajón que nos mire- hasta que aquellos que ganaron la guerra empezaron a sentirse ofendidos por el hecho de que los pacifistas adoptaran con éxito su gesto. Una pose adolescente en las fotos...

¡Qué importancia puede tener una simple letra! Un gesto. Una representación que le demos, a fin de cuentas, porque la letra, la pobre, ni viene ni va.


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domingo, 18 de diciembre de 2022

Agualusa: un escritor que se fía de sus personajes

 Hay que tener mucha confianza en tus personajes para que sean ellos los que lleven todo el peso de tu relato. 

Ésa es la conclusión a la que llegué después de cerrar las páginas de Os vivos e os outros, de José Eduardo Agualusa. Un autor angoleño de quien, por cierto, aunque conocido en los círculos literariamente más selectos, en España veo que se vende poco (por ejemplo de este libro acabo de mirar en internet y sólo he encontrado edición en Argentina). Lo que se están perdiendo las editoriales. Ellas sabrán...

Hecho este aparte crítico, he de confesar que ni recuerdo por qué teníamos fijación desde hace tiempo con este escritor hasta que un día nos hicimos con nuestros dos primeros ejemplares de su obra. Los primeros de una colección que va a seguir creciendo más que merecidamente a medida que siga escribiendo. 

¿Pero por qué Os vivos e os outros?

El caso es que me decidí por este primero para abrir boca con Agualusa casi por casualidad más que por la trama: Un encuentro de escritores africanos en la isla de Mozambique. ¿Por qué no? Y resulta que al final no es el autor quien cuenta la historia que se desarrolla durante una semana en este apacible rincón del continente negro, sino los personajes que van pasando a lo largo de sus páginas. ¡Qué cara más dura del que firma el ejemplar, así cualquiera! Él lo único que hace es ir transcribiendo lo que los otros van contando y acabar hilando un tomo hasta que pasan los días y los hechos.

Claro, que si es él mismo quien ha creado a Daniel Benchimol y a Moira, a Uli Lima Levy, Ofélia Eastermann, Luzia Valente, Cornelia Olokoum, Jude D´Souza, Júlio Zivane... y Pedro N´zagi, el mérito es multiplicado porque es como el escultor que talla las esculturas y, con lo bien que le van quedando, deja que sean éstas según les va dando forma las que decidan en qué posición y postura van a quedar en el conjunto escultórico.

Cada uno con un origen, una forma de ser y de escribir, de pensar, de reaccionar junto a los otros o por separado, en situaciones tan extremas como la ausencia de internet, teléfono, televisión y WhatsApp a lo largo de varios días en una isla, aislada ésta del resto del mundo a causa de una extraña tormenta y de las supersticiones de la gente... Una arquitectura meticulosa que vamos conociendo a lo largo del relato, de lo que pasan, piensan y dicen cada uno de ellos, personas independientes que conforman un relato final sorprendentemente creíble. Tanto que en las notas finales el autor se ve obligado a puntualizar que cualquier coincidencia de sus personajes con la realidad puede ser eso: pura coincidencia.

Puente que une la isla de Mozambique con el continente.

A fin de cuentas, lo dice uno de ellos: "No hay nada como la vida para urdir buenas historias". Y te lo crees

Así que por si acaso vuelvo a buscar en internet, no sea que me encuentre con la biografía de N´zagi, Valente, Lima Levy o Benchimol en Wikipedia y ya tenga con qué criticar a Agualusa. Pero sólo encuentro referencias en Google de Daniel Benchimol... Por pura coincidencia, unas, y otras porque a lo largo de varios libros de su autor con este protagonista, es como un Hércules Poirot: se hace de la casa.

El resto es, como digo, unir la forma de ser de los personajes, disfrutar el delicioso entretenimiento de la lectura de Agualusa y reflexionar con sus personajes -si quieres- sobre el mundo y la vida en general, y sobre la literatura africana en particular.

Porque, ya puestos:

¿Qué significa literatura africana? ¿Crear escritos sobre animales salvajes, supersticiones, viajes por paisajes exóticos y sorprendentes, relatos contra la miseria y el estereotipo de la bonhomía extranjera... O dejar al autor de turno "salir de la senzala y pasearse por el mundo como cualquier otro" (...) más preocupado "en ser escritor que en parecer africano"? 

Sea como sea, como dice el personaje Zivane -o Agualusa a través de él-, "existen muchas realidades en África y en algunas hay leones, hechiceros y niños danzando alrededor de las hogueras". En su caso es un escritor que quiere escribir sobre esto, "no para agradar a los blancos, aunque si a los blancos les gustan mis leones, tanto mejor". Y punto.

En cualquier caso, y sigo parafraseando a esos intelectuales que concentra Agualusa en su particular isla encuadernada, pienso en escritores que escriben siempre "como si todo se fuese a acabar (...) para que no se acabe"; o en que ser poeta "no es oficio, sino condición"; o en esos otros que son como el constructor de puentes que se dejó conquistar por la arrogancia y comenzó a construir puentes "por vanidad, como uno de esos escritores que escribe no para ver mejor, sino para ser mejor visto". Y en la contradicción del término realidad virtual y cómo pasamos más tiempo sumergidos en ella, privados de realidad. Algo semejante, sin embargo "a pasar diez horas seguidas concentrados en la lectura de una buena novela (...) en el momento que dejamos el libro y nos levantamos, el mundo alrededor nos parece falso, incoherente y poco sólido".

Pues eso. Que lo lees y luego me lo cuentas.


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miércoles, 14 de diciembre de 2022

Una historia de periodistas y dibujantes

 Hace veintitantos años entré por primera vez -como futuro periodista- en la redacción del Diario Palentino. Era un becario con muchas ganas de aprender. Inicialmente aprender a escribir e informar como lo hace un buen periodista. Luego fui un poco más allá y me propuse aprender a fotografiar bien. Además descubrí la maquetación y la edición digital y hale, más cosas que aprender. No sé hasta qué punto era consciente de mis limitaciones pero bienvenido fuese lo que pudiese absorber en mis ratos libres asomando por detrás de la chepa de los compañeros de Fotografía y de Edición mientras ellos se volcaban sobre las pantallas de sus ordenadores.

Uno de aquellos era Félix Ruiz, que en aquel cuartucho donde compartía con Alberto Olano lo más puntero de la tecnología del periódico (El Pitufo, un iMac de segunda mano venido de la redacción de Burgos), daba ese toque infográfico 'de autor' a un periódico que aún luchaba por sobrevivir a las crisis post-absorción y pre-regulación de empleo, y a la clonificación con otros periódicos del mismo grupo. Un tipo majete, de conversación interesante y divertida, pero sobre todo trabajador meticuloso y serio, persona tímida a quien no le costaba compartir sus ratos pero a la que se le veía pedir a gritos -sin decir ni una palabra- que le dejasen concentrarse en paz para hacer su trabajo perfecto.

Recuerdo habérmelo encontrado una vez en la Biblioteca Pública -los más jóvenes no podrán ni visualizar lo que estoy contando ahora- enterrado en libros y tratados de anatomía, estudiando la forma de los huesos y músculos de la pierna para crear con la mayor exactitud posible una información gráfica que ilustrara el texto que otro redactor estaba preparando sobre el físico especial de cierta ilustre atleta, y cómo esa cualidad innata beneficiaba y perjudicaba en cada medida a su carrera deportiva. Sospecho que no era capaz de mandarme a paseo por haberle interrumpido cuando fui a saludarlo y darle conversación en lo que bajaba a fumarme un cigarro entre lectura y estudio de apuntes -exámenes a la vista-, así que lo dejé estar y me fui a lo mío pensando lo mucho que me gustaría trabajar con él, que algún día un texto mío pudiese llevar una infografía, un gráfico, un dibujo o un garabato suyo al lado... ¡Y lo conseguí!

No fue un artículo de esos con los que sueñas ganar el Pulitzer -o lo que sea-, pero cuando me propusieron escribir algo sobre el squash, un deporte de moda aún pero con muy poca infraestructura para la cantidad de practicantes en la ciudad busqué una excusa para ir a pedirle a Félix su arte: crear una infografía con las medidas de la pista, la raqueta, la bola... lo que fuese.

El caso es que no mucho después dejó el periódico (estaba tardando) y se 'autonomizó' para poder trabajar en la distancia y dedicarse a lo que más le gusta: dibujar. Ahí me entraron ganas de volver a trabajar con él, de escribir sobre él, ¡una gloria local que creaba viñetas nada menos que para Marvel! Pero no se dio la ocasión y me consolé leyendo las entrevistas y reportajes de los otros, como el que le dedicó una vez Aida, cuando aún era redactora del Diario pero también dejaba claro que lo suyo iba mucho más allá.

Y por fin llegó mi momento: Acabábamos de crear Naide y yo un programa de radio llamado Viva Palencia Viva y yo tenía claro que Felisuco tenía que estar sí o sí, entre nuestros primeros invitados. Por fin me iba a desquitar. Tras la charla -micrófonos de por medio- retomamos y mantuvimos el contacto perdido años atrás. De vez en cuando le incordiaba preguntándole por sus proyectos -había uno que me llamaba la atención sobre Yuri Gagarin...- o él me contaba sobre cierto otro que tiene en mente con escenarios sudamericanos. Hasta que unos meses atrás, en septiembre estando de bodorrio familiar en Lisboa, me llama. "En cuanto vuelva a Palencia hablamos, cómo no". ¡Qué intriga! Tanta que aún tardé un par de días en llamarle y por fin quedamos, inmediatamente, a ver qué me tenía que contar.

"¿Te acuerdas de ese cómic de Gagarin que hice para una editorial francesa? Bueno, pues en junio por fin lo publicamos y ahora queremos hacerlo en español". No será porque no se lo dije veces, que aunque fuese me lo leía en la lengua de Dumas, pero que yo quería ese álbum... Bueno, pues no me iba a hacer falta el diccionario. Y es más, la buena noticia venía acompañada de una mejor: querían que hiciese parte del equipo para divulgar el proyecto de mecenazgo que iba a ponerse en marcha para ver si salía adelante o no esta edición. ¿Será que me interesaba?

El resto de la historia más o menos ya la sabéis. El libro va a salir, que es lo importante, aunque para mí lo que queda es haber podido incordiar un poco a este artista pidiéndole viñetas para poder darles forma de publicación de red social y acompañarlas de textos míos. En términos culinarios podría decir que he hecho una tortilla -espero que buena- con patatas gourmet, sal del Himalaya y huevos de Fabergé. Y de paso, me lleno de orgullo y de satisfacción por haber podido aportar mi granito de arena. ¡Cómo no estar agradecido!

Ya veréis, ya, si el cómic mola o no. Y ojo, que lo que venga detrás va a ser la bomba. Y como diría Mayra Gómez Kemp, hasta aquí puedo leer.

domingo, 4 de diciembre de 2022

De Palencia al espacio… pasando por tu biblioteca

El palentino Félix Ruiz encabeza la edición de un cómic sobre la vida de Yuri Gagarin que verá la luz gracias a un ‘crowdfunding’ en Verkami 

Extraído de la revista PaCO Magazine de diciembre de 2022


Este 13 de diciembre finaliza la campaña de micromecenazgo de una aventura editorial encabezada por nuestro dibujante más internacional: Félix Ruiz. El Ángel del Proletariado. La vida de Yuri Gagarin, es el título de esta propuesta que ya vio la luz hace unos meses en francés, por encargo de la editorial 21g, y que Ruiz decidió traerse posteriormente para España como una apuesta personal para impulsar otro sello de marcado carácter palentino: Almargen Editorial.


“Entre unos compañeros de la Comisión de Cómic de ACUP siempre tuvimos la ilusión de lanzar nuestras propias publicaciones. Empezó por una revista, luego monográficos sobre cómic en general y pasado el tiempo, como seguíamos llevándonos bien los seis, decidimos dar un paso más allá”, rememora Ruiz sobre el nacimiento de Almargen. “Mi labor durante todos estos años me dio la experiencia suficiente para hacer frente a todo lo que supone la edición propia”, añade, revelando por qué Yuri Gagarin: “es un personaje muy interesante y cuando lo hablamos con el editor francés, que es un tipo con el que tengo mucha confianza, nos concedió los derechos y aquí estamos”.


Pero no todo han sido facilidades, incluso por la coyuntura internacional. “El proceso ha sido un poco más largo de lo normal por todo lo que hemos pasado estos dos años extraños de pandemia. Algunos trabajos se han visto ralentizados. Éste ha sido uno de ellos. Tal es así que acabamos la última página de la edición en francés increíblemente el mismo día de la invasión rusa a Ucrania. ¡Fue tremendo!” El lanzamiento de L’ange du prolétariat - Une vie de Youri Gagarine pudo hacerse realidad. Le llegaba el turno a su hermano en español.


Ahora sí, con la campaña de micromecenazgo a pleno rendimiento en Verkami (www.vkm.is/yurigagarin), es la hora de dar un paso al frente en el reto de seguir adelante con este proyecto igual que el 12 de abril de 1961 lo hicieron todos los implicados en el lanzamiento del cohete que llevó a Gagarin al espacio. Una aventura para la que Félix Ruiz, veterano de la ilustración para firmas como Marvel (LobeznoHalo) o DC (Batman), se une a su compañero de batallas en el panorama editorial francés, el guionista Alex Nikolavitch, reclutando además para la edición en español a los expertos Juan Scaliter (autor de La ciencia de los superhéroes), Álvaro Pons (científico y divulgador cultural especializado en cómics) y Javier Gómez Elvira (exdirector del Centro de Astrobiología del INTA-CSIC).


Porque las viñetas de El Ángel del Proletariado forman un libro de divulgación tanto como de entretenimiento. Hablan de la trayectoria de un joven operario, hijo de campesinos colectivizados, que alcanza la gloria como máximo ejemplo del sueño soviético. Es una historia real porque es la historia de Yuri Gagarin, el primer ser humano que orbitó alrededor del planeta Tierra. Pero es que el proyecto editorial va más allá porque narra la Carrera Espacial, relata una peligrosa rivalidad entre dos potencias que desembocó en la mayor aventura de la humanidad desde la época de los descubrimientos.


Un libro “para todos los públicos”, para aprender y para divertirse, destaca el autor, que está a punto de despegar gracias también a los mecenas que se están volcando para que El Ángel del Proletariado vea la luz con el premio, para los participantes, de la satisfacción de haber tomado parte en este proyecto y de disfrutar de una serie de recompensas exclusivas entre las que se cuentan una ‘foto’ exclusiva junto al héroe espacial tras su reentrada en la Tierra o una simpática figura en resina de Gagarin leyendo su propia novela gráfica junto a su compañera de gesta, la adorable perra Laika. 


¿Quieres saber más? Pues no te pierdas la entrevista íntegra que Félix Ruiz concedió a nuestro espacio literario en Viva Palencia Viva.




¡Participa!

Lee ésta y más cosillas interesantes aquí, en la revista PaCO Magazine.


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jueves, 1 de diciembre de 2022

‘El destino escribe en cuadernos dorados’: Una novela escrita para abrirnos los ojos a la realidad de los abusos

René Pérez vuelve a sorprendernos con un libro donde lo cotidiano se hace novela e invita a reflexionar sobre el entorno y la gente que nos rodea

Extraído de la revista PaCO Magazine de diciembre de 2022

El destino escribe en cuadernos dorados es apenas la tercera novela de René Pérez. Pero con ella volverá a remover conciencias y hacer aflorar sentimientos este arquitecto técnico especializado en enseñar y también en absorber conocimientos de todo y de todos los que le rodean. René, que a pesar de ser un contador nato de historias sigue esgrimiendo su formación técnica -“soy de ciencias puras”, se justifica- para evitar considerarse escritor, vuelve a la carga con su obra, hasta la fecha, más comprometida.

 

La historia de Ernesto puede ser como la de cualquiera de nosotros en la etapa escolar o laboral, o en el escenario doméstico, en el parque… Es un chaval normal. Ni más ni menos -extra-ordinario que cualquier otro, pero que por circunstancias del destino acaba convirtiéndose en saco de golpes de cualquier matón, imbécil, inadaptado, fanfarrón o víctima de sus propias carencias que sólo sabe expresarse a través de la violencia física o verbal hacia quien detecta inferior a sí mismo. Pilla un filón y lo explota hasta el agotamiento para mayor chanza general.

 

Dicho así, suena a caso de terapeuta. Pero es que la historia de Ernesto no es clínica, sino real, doméstica, práctica y mucho más habitual de lo que sospechamos. Pasa a nuestro alrededor día a día si no lo hace en nuestra propia vida. “Piénsalo, ¿a ti en el colegio te pegaron alguna vez, te insultaron, te humillaron? ¿O viste cómo se lo hacían a otros? ¿Y te pareció algo normal? Pues lo que hay que hacer es que deje de parecernos normal”, esclarece René. 

 

Hasta hace unos años los abusos en el entorno escolar eran situaciones normalizadas. Hasta que un día se les puso nombre y nuestra primera reacción fue subestimarlo. Y no es que por vivirlo y superarlo en silencio se nos endureciese el carácter a los chavales de antaño más que a los de hoy en día. Luego empezaron a aparecer estadísticas y noticias de sucesos cada vez más y mejor aparejadas a dichas estadísticas y entonces empezamos a abrir los ojos. Y luego los que vivimos aquellas experiencias activa o pasivamente -como víctimas, como verdugos o como meros espectadores- nos hicimos padres y decidimos que no queríamos que nuestros hijos pasaran por lo mismo… y ahí llegó el libro de René, con su estilo sencillo pero directo, real como el mundo que refleja y que, tal vez por eso mismo, consigue llegarnos al corazón y a la conciencia como debería hacerlo la realidad que nos rodea.

 

El destino no está escrito, pero nos cabe a nosotros enderezarlo de la mejor manera…. Y hasta ahí puedo leer. El resto ya sabes: lo lees tú. A partir de este viernes día 2, cuando será la presentación oficial de El destino escribe en cuadernos dorados en el Lecrac de Palencia, búscalo en tu librería favorita. Y abre los ojos.