miércoles, 27 de abril de 2016

Los borricos en la política.

Hoy voy a dar una de oportunista para traer un sainete del siempre genial y nunca lo suficientemente ponderado humorista, poeta, dramaturgo y escritor (tal vez tuvo la mala suerte de ser muerto en el lado 'errado' de la intelectualidad), don Pedro Muñoz Seca, que en 1909 daba a luz la hilarante obrilla La Casa de la Juerga (documento casi original en el enlace), donde nos presentaba la siguiente descripción:


El arte de Thomas Nast, de 1873, pega que ni con cola
con los versos de Muñoz Seca, de 1906, con la situación actual.



Tengo un borrico canelo,
más sabio que un profesó,
con orejas de ministro
y ojos de gobernaó.
Rebusna como si fuera 
diputao ministerial
y se come hasta el pesebre
como cualquier concejal.

¡Ay, qué burro, tan burro, tan burro!
¡Valiente animal!

Mi borrico no se asusta
de los coches ni del tren,
y un tranvía, le hace gracia,
y un automóvil, también,
pero el pobre animalito
la otra tarde se encontró
á dos frailes de paseo
y casi se desbocó.

Yo quisiera que á mi burro
lo sacaran diputao,
porque me han dicho
que otros siendo burros han llegao.
Pero temo que de serlo 
vaya a quedarme sin él, 
porque como allí habrá tantos 
no lo voy á conocer.

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